viernes, noviembre 13, 2015

CELEBRANDO MI NO ANIVERSARIO



Hoy es mi no aniversario... 
Un día 13 mi mundo empezó a girar de forma desenfrenada. Y lo hizo por que tú entraste en mi vida desencadenando un huracán de sentimientos. Y ahora lo puedo reconocer, porque hasta este momento he querido pensar que lo tenía controlado, pero si buceo en mi interior, tengo que reconocer que siguen clavados tus ojos de gata aquí dentro.

Que le vamos a hacer, a veces las historias más tontas marcan las huellas más profundas. 

Y ahora, me paso las noches en vela colocándote, y me arrepiento de no haber sido sincera conmigo misma, y quizá, contigo tampoco. Te quise para mí de la manera más egoísta. No acepté que habías cambiado, no supe darle a mi ego una cura de humildad y sólo buscaba culparte, cuando la realidad es que estas cosas pasan. La ilusión se mueve así, la tuya fue desapareciendo, y la mía creciendo en la misma proporción. Una ecuación que no se resuelve de manera matemática.

Hace cuatro treces te conocí en la isla bonita, y aunque te costó fijarte, lo hiciste con todas las ganas. Y eso es lo que más me gusta de las personas. Que sea corto, que sea largo, da igual, pero ¡qué sea intenso! La complicidad nos sorprendió y nos unió... tal vez magnificado por la música, la situación, la libertad de vernos con los ojos de un chiquillo que descubre el juguete perfecto. Por lo que sea, esa chispa creció al ritmo de Solomun. Y esa noche empezó todo...


Y después, semanas de montaña rusa, en las que he creído estar en el pico, y lo estaba, y, otras veces, sentía que estaba subiendo y lo que hacía era mantenerme en vilo, con el corazón a mil por hora, y el grito contenido. Nunca supe reconocer el momento de descender, pero la desilusión tiraba de mí hasta que al final caí, y lo hice tan deprisa que no me di ni cuenta. Intenté cambiar de acompañante mientras me precipitaba a toda velocidad, para poder agarrarle la mano y gritar tranquila, pero en las montañas rusas es muy peligroso cambiar a la persona que tienes al lado, o te caes tú, o se cae ella... 


Ahora, por fin abro los ojos y veo que me he quedado allí abajo, parada, como si el destino hubiera dado al freno de los motores que mueven esta montaña rusa en la que se ha convertido mi vida, y así, es imposible que el tren vuelva a subir a la siguiente cima...

O, tal vez, el viaje ya ha acabado y me tengo que bajar...

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