miércoles, octubre 13, 2010

HACIÉNDOME UN PIERCING EN EL CORAZÓN


Tengo un corazón un tanto especial, algo magullado y con diversas cicatrices de heridas que ha sufrido. Ahora late fuerte, está reactivado, como si le hubiera dado una descarga un desfibrilador imaginario, ha vuelto a la vida. Y se cree joven y fuerte, cuando ya no lo es... Está risueño y no me deja pararle. Es como un adolescente, actúa sin pensar, y yo, su madre, me desespero al no poder controlarle.
Como símbolo de su rebeldía, hoy ha aparecido con un piercing, y me dice que le duele, y yo le digo que ahora se aguante, que a lo hecho, pecho (nunca mejor dicho)
Esta noche quiero hablar con mi corazón, quiero decirle con ternura, para que no se lo tome como una reprimenda, que el dolor que siente ahora no es nada comparado con lo que le dolerá si se infecta la herida. Una herida que además se ha causado él mismo, con premeditación y alevosía, y si eso pasa, la cicatriz que ocasionará será como todas las demás, no tendrá sensibilidad, dejando otra parte de él inservible. 
Y me cuesta bajarle de la nube en la que está subido, porque hacía tanto tiempo que no salía de su letargo que hasta sonrío al verle tan entusiasmado, aunque una voz no deja de repetirme que esto no va a acabar bien...
Y se que vive este momento con esperanza, que ve tan bello ese piercing, un piercing con nombre y apellidos, que no va a saber frenar aunque quiera. Y lo peor, es que a mí me encanta como le queda...
Mi pequeño corazón tiene tantas ganas de sentir. Hasta ahora no encontraba la manera, ni quería siquiera buscarla. Se hundía en su coraza e hibernaba dejándome hacer a mi. Sin molestar, sin dejar de latir de manera lenta y constante. Sin saltar. Apagado... Por eso sé lo importante que es para mi corazón este adorno tan peligroso, pero temo por él, es tan alocado cuando le pasan cosas así! Este piercing, tu, le has devuelto la vida, y es tan raro, porque creo que tanto él como yo dabamos por perdido este momento
Yo quiero ese piercing igual que él. Quiero que lo que significa sea verdadero, quiero que siga cuidándolo para que se quede allí, sin doler, sin cicatrizar, sin moverse... pero ha elegido un piercing de un acero extraño, el más bonito, el más peligroso. La herida será grande, y entonces no sabré que decirle para que no me deje de lado por no haberle advertido...

4 comentarios:

LvSd dijo...

Yo creo que para ciertas cosas un corazón nunca deja de ser joven... pero todo adorno puede ser peligroso si no deja de ser eso, un adorno...

Manifiesto Orgánico dijo...

La tranquilidad de confiar en tu propio corazón borra cualquier miedo a que el hastío devore tus días y la falta de amor colonize tu insomnio. Es muy bello eso que has escrito Anita. :)

Anónimo dijo...

Tu corazón se ha hecho un piercing,pero tu al mío le hiciste un tatuaje.Como una tatuadora experta fuíste grabando cada trazo de una manera perfecta,tanto que aún dura sin perder un ápice de color.Ni el mejor de los lasers puede quitarlo de ahí.Tan solo intento no miralo aunque se que me acompaña cada día.

Anita dijo...

Anónimo intrigante...