viernes, octubre 22, 2010

DENTRO DEL LABERINTO SENTIMENTAL

No consigo encontrar el camino que me lleve a la salida de este curioso y a la vez desesperante laberinto. Y siento que cada vez que doblo una esquina una parte de mi se desvanece al no encontrar más que encierro. Y corro hasta no poder más, seguramente de forma circular, o rectangular, ni siquiera sé la geometría del laberinto que me atrapa
No hay forma de resolver el enigma, aunque deje de correr y me pare a pensar, no diviso la salida. Creo que en el fondo he encontrado la manera de mantenerme enganchada a la pérdida de orientación. Pero esta situación desconocida me descubre una Ana en peligro de extinción, que vive, que siente, que salta, que incluso juega, aunque sepa que está atrapada entre paredes de emociones. 
Ahora trazo mi plano del laberinto en una hoja seca, y dejo pequeños trozos de raciocinio a mi paso para saber que camino he seguido ya, para no repetir e intentar al menos no perderme del todo. Pero sigo dentro, y la salida no debe estar lejos, lo siento, lo anhelo, lo temo... pero no la veo.

miércoles, octubre 13, 2010

HACIÉNDOME UN PIERCING EN EL CORAZÓN


Tengo un corazón un tanto especial, algo magullado y con diversas cicatrices de heridas que ha sufrido. Ahora late fuerte, está reactivado, como si le hubiera dado una descarga un desfibrilador imaginario, ha vuelto a la vida. Y se cree joven y fuerte, cuando ya no lo es... Está risueño y no me deja pararle. Es como un adolescente, actúa sin pensar, y yo, su madre, me desespero al no poder controlarle.
Como símbolo de su rebeldía, hoy ha aparecido con un piercing, y me dice que le duele, y yo le digo que ahora se aguante, que a lo hecho, pecho (nunca mejor dicho)
Esta noche quiero hablar con mi corazón, quiero decirle con ternura, para que no se lo tome como una reprimenda, que el dolor que siente ahora no es nada comparado con lo que le dolerá si se infecta la herida. Una herida que además se ha causado él mismo, con premeditación y alevosía, y si eso pasa, la cicatriz que ocasionará será como todas las demás, no tendrá sensibilidad, dejando otra parte de él inservible. 
Y me cuesta bajarle de la nube en la que está subido, porque hacía tanto tiempo que no salía de su letargo que hasta sonrío al verle tan entusiasmado, aunque una voz no deja de repetirme que esto no va a acabar bien...
Y se que vive este momento con esperanza, que ve tan bello ese piercing, un piercing con nombre y apellidos, que no va a saber frenar aunque quiera. Y lo peor, es que a mí me encanta como le queda...
Mi pequeño corazón tiene tantas ganas de sentir. Hasta ahora no encontraba la manera, ni quería siquiera buscarla. Se hundía en su coraza e hibernaba dejándome hacer a mi. Sin molestar, sin dejar de latir de manera lenta y constante. Sin saltar. Apagado... Por eso sé lo importante que es para mi corazón este adorno tan peligroso, pero temo por él, es tan alocado cuando le pasan cosas así! Este piercing, tu, le has devuelto la vida, y es tan raro, porque creo que tanto él como yo dabamos por perdido este momento
Yo quiero ese piercing igual que él. Quiero que lo que significa sea verdadero, quiero que siga cuidándolo para que se quede allí, sin doler, sin cicatrizar, sin moverse... pero ha elegido un piercing de un acero extraño, el más bonito, el más peligroso. La herida será grande, y entonces no sabré que decirle para que no me deje de lado por no haberle advertido...

domingo, octubre 10, 2010

¿ME DAS PERMISO PARA OLVIDARTE?


Como un niño pequeño que pide permiso para ir al baño en medio de una clase, te pido el permiso para dejar de pensar en ti. Levanto la mano para que me veas, intenta no ignorarme, y si ves mi petición y te cuesta dejarme ir, haz que aguante mis ganas de olvidarte, pero si no quieres ver mi cara observándote cada vez que te giras, a la espera de salir corriendo al sonido de tu voz dándome el permiso, déjame marchar.
Lo cierto es que no quería que me entraran ganas, la clase me gustaba, la profesora me hacía soñar con una vida mejor, pero he levantado la mano, y es una necesidad que choca con el deseo de tenerte, en mi vida llena de contradicciones ya han dejado de extrañarme estas cosas...
Seño, ¿me das permiso?