La verdad es que pensaba que iba a doler más... Pero no. Creí que la sensación de ausencia iba a ser más duradera, pero resulta que ha sido breve. Supongo que el deseo abrasó mi ser y nubló mis sentimientos haciendo que lo que se me ponía difícil se convirtiera en intenso, confundiendo la realidad con la ficción, agarrándose al antojo humano de querer lo que no se tiene.
Sacarte de dentro ha sido fácil. Cogí el bisturí dispuesta a adentrarme en las profundidades de mi ser lo que hiciera falta para extirparte de allí y resulta que la espina que tanto molestaba estaba en la superficie. Un pequeño corte la ha expulsado, y desinfectarme no ha costado más que limpiar un ligero rasguño. Y por eso sonrío mientras cicatriza, porque ahora sé que no tendrá repercusiones. Y es que ni tu ni yo somos de metal, ni magnéticas, sólo son metáforas de mi romanticismo que espera con ansias volver a sentir. Pero no eras tú, aunque por un momento pensé "Ojala lo fueras".
No es momento de abrazos, ni de despedidas, ni de besos. No tendría mucho sentido. Es momento de mirarte desde la distancia, y de descubrir ese instante en el que miras atrás y piensas que lo mismo no hiciste lo correcto. Y qué quizá los escombros que has podido ocasionar habría que reconstruirlos... No quiero dar lecciones, yo he metido la pata más de una vez, pero escribo lo que pienso y, no sé, es verdad que últimamente trabajo mucho con hipótesis, la intuición siempre me ha funcionado bien. Algo de brujita ha dejado mi abuela en mí.
Hay veces que buscamos el reencontrarnos con el "amor" con tanta fuerza que se crean espejismos, pero a posteriori, cuando volvemos la vista a atrás, vemos que era eso, un espejismo que de repente ya no está. Y así vuelves a ser tan prescindible como lo eras antes, y vuelve la paz. Como diría un gran personaje del cine, "Hasta la vista, baby!"
Sacarte de dentro ha sido fácil. Cogí el bisturí dispuesta a adentrarme en las profundidades de mi ser lo que hiciera falta para extirparte de allí y resulta que la espina que tanto molestaba estaba en la superficie. Un pequeño corte la ha expulsado, y desinfectarme no ha costado más que limpiar un ligero rasguño. Y por eso sonrío mientras cicatriza, porque ahora sé que no tendrá repercusiones. Y es que ni tu ni yo somos de metal, ni magnéticas, sólo son metáforas de mi romanticismo que espera con ansias volver a sentir. Pero no eras tú, aunque por un momento pensé "Ojala lo fueras".
No es momento de abrazos, ni de despedidas, ni de besos. No tendría mucho sentido. Es momento de mirarte desde la distancia, y de descubrir ese instante en el que miras atrás y piensas que lo mismo no hiciste lo correcto. Y qué quizá los escombros que has podido ocasionar habría que reconstruirlos... No quiero dar lecciones, yo he metido la pata más de una vez, pero escribo lo que pienso y, no sé, es verdad que últimamente trabajo mucho con hipótesis, la intuición siempre me ha funcionado bien. Algo de brujita ha dejado mi abuela en mí.
Hay veces que buscamos el reencontrarnos con el "amor" con tanta fuerza que se crean espejismos, pero a posteriori, cuando volvemos la vista a atrás, vemos que era eso, un espejismo que de repente ya no está. Y así vuelves a ser tan prescindible como lo eras antes, y vuelve la paz. Como diría un gran personaje del cine, "Hasta la vista, baby!"